el horror

Asha Ibrahim Dhuhulow, somalí... tenía 14 años cuando el horror del ser humano la alcanzó. Quizás no te suene ese nombre ni siquiera el porque ha fallecido. Yo acabo de saberlo leyendo el Periodista Digital y la verdad es tan terrible... tan horrible que a veces no te lo crees. Es lógico que todo hay que mirarlo con perspectiva y que todo tiene un lugar y un momento y que fuera de esto no tiene ningún sentido. Asha Ibrahim Dhuhulow niña somalí de 14 años fue juzgada y condenada por un tribunal islámico a lapidación por haber sido una adúltera. Adúltera. Ya es terrible que una niña de 14 años sea adúltera porque a esa edad tendría que estar en el colegio aprendiendo, jugando con sus amigos y amigas y disfrutando este breve periodo feliz de la vida que es la infancia. ¿pero sabes lo más gracioso? que no estaba casada. Que va. Era adultera por que tres hijos de puta se cruzaron en su camino y la violaron. Por eso fue acusada de adulterio... sus padres la aconsejaron que lo denunciara pero la pobre acabó enterrada hasta el cuello y en presencia de 50 hombres bien provistos de piedras traídas en un camión. Eran del tamaño que iba entre un huevo y el puño de un hombre. Por supuesto no podía faltar espectadores ya que todo ocurría en un estadio. Eran unos mil. No quiero ni pensar lo que sufrió esa pequeña. Cuando creían que habían acabado con ella y una vez desenterrada, una enfermera vio que todavía no estaba acabada la faena por lo cual la volvieron a poner en el hoyo. La remataron.

Es tan triste. Es tan doloroso.

¿Y realmente alguien en su sano juicio quiere unirse en una alianza a estos miserables? ¿Una Alianza de Civilizaciones? hay que ser muy estúpido o muy analfabeto. O las dos cosas a la vez.
Un tal Sheij Hayakalah comentó que la niña les había dicho "que estaba feliz con su castigo en virtud de la ley islámica". Viendo la foto de su ejecución se puede el rostro de la niña totalmente feliz y entusiasmada.

Desde aquí maldigo a todos los que levantaron una piedra... a todos los que lo observaron sin hacer nada... a todos los que acabaron jodiendo la vida de una niña que solo quería ir a casa de su abuelo para poder curarse de sus ataques epilépticos. Ojalá vayáis a una caldera del infierno y yo pueda ser vuestro fogonero.