Si no lees esto no pierdes nada

Hay que ser duro. Pero no siempre. Lo más fuerte siempre acaba rompiendo. Por algún lado. Es norma común. Toda cadena tiene un eslabón débil el cual no aguanta la presión y rompe antes o después. A veces, más de las que quisieramos, la vida nos ofrece un buen plato de mierda mientras te mira fijamente a los ojos. Tu tienes tres opciones: apartar la vista y alejar el plato de ti, el degustar el plato con cuchillo y tenedor o el hacerlo con cuchara sopera. Como comprenderás las dos últimas acciones son bastante diferentes de la primera y algo sutilmente diferentes entre las dos. La primera es acobardarse y no plantar cara, no dar batalla. Las segundas son el enfrentarte al problema. Si decides hacerlo con cuchillo y tenedor es que plantas cara y no demuestras debilidad alguna, que saboreas el momento y el mal trago demostrándole a tu oponente que te da igual 8 que 80, que tú estás por encima de el y de sus migrañas anales. El escoger la cuchara es lo mismo que lo anterior pero aquí ya demuestras que tienes prisa por acabar con el mal trago con lo cual demuestras cierta vulnerabilidad. Debemos escoger sabiamente que cubiertos elegir ya estamos sentado a la mesa y antes o después los usarás. Pero tranquilidad, si miras bien a tu alredor veras que el resto del mundo también está sentado a la mesa decidiendo que cubierto coger. Por mi naturaleza, por mis vivencias y por mis creencias, suelo pedir postre... y si es con nata, mejor.